¿Cómo deberíamos estudiar la sociedad humana? Lo hemos de decidir nosotros, pues no existe un método prescrito con rigor que nos indique los pasos a seguir. Podemos obrar de manera convencional y reunir una de capítulos sobre el marco geográfico, la historia de período en período, la religión, el arte, la literatura, las instituciones, etc. Esta disposición satisfará el ansia natural que sentimos por la lógica y el orden.
Creará áreas de conocimiento que no desentonarán con las amplias divisiones por materias de nuestro sistema educativo, en el que la cultura es una acumulación de observaciones y juicios agrupados en torno a un esquema convencional de temas. Sin embargo, si lo hacemos de este modo y abandonamos en este nuestro , y si la sociedad que estamos estudiando es muy distinta de la nuestra, tan sólo nos quedaremos con un repertorio pretencioso de caracteres exóticos. Tal vez nos sintamos complacidos al haber ampliado nuestros conocimientos y puede que los resultados nos cautiven a un nivel emocional, más profundo, por su carácter novedoso.
Pero nos expondremos a perder de vista un hecho importante, algo tan simple y fundamental que incluso parece banal repetirlo. En el pasado y en el presente, todos, los lectores de este libro así como los antiguos egipcios, somos miembros de la misma especie, sapiens, cuyo cerebro no ha experimentado cambios físicos desde que nuestra especie apareció. Todos compartimos, al igual que en el pasado, una conciencia común y un substrato de conductas inconscientes.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario